Civita di Bagnoregio es una visita obligadoria para aquéllos que tienen la oportunidad de pasar varios días en Tuscia.
El nativo poeta Buenaventura Tecchi la llamó “la ciudad que va muriendo”, porque la
supervivencia de este lugar rico en poesía, con vistas al valle de los barrancos por encima de un espolón de toba, se ve amenazada por la erosión de las bases arcillosas del cerro en el que se eleva y por el consiguiente colapso de las capas de toba que se reclinan sobre el mismo.
Y esta es una razón más para no perderse una visita a Civita. Cruzando el puente peatonal sobre el valle se llega al pequeño pueblo, con sus estrechas calles decoradas con flores y profferli, la característica plaza y la iglesia de San Donato.
Y después de admirar el paisaje casi lunar de barrancos desde uno de los muchos miradores y de visitar el muséo geologico y de los desprendimientos, pueden probar algún plato tradicional en uno de los pequeños restaurantes. Sugiero continuar el recorrido en dirección de la cercana Bolsena, situado en el lago, o hacia Montefiascone, pueblo dominado por la cúpula de la catedral y famoso por ser la casa del famoso vino Est! Est!! Est!!!, que se puede probar en una de las históricas bodegas.
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