En la cima del Cerro Falisco, en una posición envidiable desde donde se puede disfrutar de una vista impresionante, se encuentra Montefiascone. De hecho, desde el punto más elevado del pueblo, los ojos puede abarcar un escenario que se extiende del lago de Bolsena, rodeado por los cultivos del Valle Perlata, a las montañas Cimini, las colinas de Tolfa, el Argentario y por fin a la ciudad de Viterbo.
Aquí han pasado y se quedaron papas, príncipes y embajadores, porque en este lugar había su asiento el rector del Patrimonio de San Pedro y a muchos papas les agradecía establecerse aquí durante el verano, entragando a famosos arquitéctos cambios sustanciales del edificio a través del tiempo. Hoy en día la fortaleza de los Papas alberga el Museo de la arquitectura de Atonio de San Gallo el Joven, el gran arquitecto del Renacentista que embelleció el castillo con una galería.
Dando un paseo hacia el valle se encuentra la catedral dedicada a Santa Marguerita, con su enorme cúpula, la tercera más grande de Italia, diseñada por Carlo Fontana. Continuando se cruza entonces la pintoresca y pequeñas plaza del Ayuntamineto y, después de pasar a lo largo del Corso Cavour, se sale de las murallas por la puerta de Borgo. Por fin se llega a la iglesia de San Flaviano, una joya de la arquitectura románico-gótica, dedicada al mártir Flaviano, en la que se encuentra la tumba de Juan Fugger o Defuk, un dignatario de Augusta que murió en 1113, y a cuya leyenda está vinculado el nombre del vino D.O.C. Est! Est!! Est!!!.
Y hablando de vino, cuando decidan ir a Montefiascone, una visita a una de las bodegas históricas, excavada en la toba volcánica, es obligatoria. E incluso se pueden reservar degustaciones, donde el aroma y el sabor del vino se ven reforzadas por la combinación con excelentes productos de la tierra!
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